Dear Parishioners,
Jesus summoned the Twelve and began to send them out two by two and gave them authority over unclean spirits. He instructed them to take nothing for the journey but a walking stick—no food, no sack, no money in their belts. They were, however, to wear sandals but not a second tunic. Mark 6:7–9
If you felt called by God to go forth to another land to spread the Gospel message, you most likely would plan ahead and pack all that you needed for the journey. You would bring extra clothing, money, and various other provisions. But in the Gospel above, Jesus instructs the Twelve to go forth on a mission with nothing but a walking stick. He instructs them to rely upon divine providence for the physical necessities of daily living while on their journey. Though there was nothing wrong with planning ahead and taking care of their physical needs, Jesus’ instruction was given to teach the Twelve a more important spiritual lesson. In their mission of preaching the Gospel, curing the sick and casting out demons, they had to learn to rely upon the power of God and not on their natural abilities. Therefore, by learning to rely upon providence for things like food, clothing and shelter, they were more prepared to also rely upon divine providence in their apostolic mission.
As you ponder this passage, try to imagine what might have gone through the minds of the Twelve as they traveled. Imagine them walking for many miles and arriving at a town as the sun began to set. Since they had no money or food, they would have been tempted to fear and worry. They could not rent a room for the night. They could not buy anything to eat. This was a test of their trust in God. Imagine further that these same Apostles suddenly encountered God’s providence. To their surprise, they were offered free lodging for the night and a meal. The next day, the same thing happened. As they trusted, journeyed, preached, healed and drove out demons, they found that they had what they needed every day and every night. This experience of God’s providence would certainly have affected their personal faith. But it also would have affected their ministry. As they witnessed God providing for their physical needs, they would also have grown in their trust in grace to more fruitfully fulfill their mission. Just as the Twelve had to learn to rely upon the providence of God in all things, so God wants the same for you. He might not call you to go forth on a mission without any physical provisions, but He does want you to learn to trust Him always. Perhaps that means donating more than a tithe of your money to the poor or to the mission of the Church as a way of showing you trust God with your money. Perhaps it means buying less for yourself and learning to live more simply. Or perhaps it means taking a step in faith by speaking to a friend about the Gospel, engaging in an apostolic ministry at Church, or stepping out in faith in some other way while you learn to put your trust in God. Trust in God means you overcome fear and worry as you journey through life and fulfill the mission God has given to you.
Reflect, today, upon the fact that God wants you to learn to trust Him in all things and to especially trust that He will use
you to share the Gospel with others. If you find this fearful, that is a good interior discovery. It means that you have found the fear holding you back. Whatever that may be, step forward in faith and conquer that fear. God will provide for you, giving you what you need to wonderfully fulfill His divine mission in your life.
My providential Lord, You always provide for us in every way. You know our every need and always meet those needs. Please help me to trust in You in every way and to learn to rely upon Your providential grace. Please use me as You will and work powerfully through me so that my life produces an abundance of good fruit for Your Kingdom. Jesus, I trust in You.
Reflection from mycatholiclife.com
Blessings,
Fr.Mike
Queridos Feligreses,
Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que no llevaran nada para el viaje sólo un bastón – Ni comida, ni saco, ni dinero en el cinturón. Sin embargo, debían usar sandalias pero no una segunda túnica. Marcos 6:7-9
Si usted se sintiera llamado por Dios para ir a otra tierra para difundir el mensaje del Evangelio, lo más probable es que planifique con anticipación y empaquete todo lo que necesita para el viaje. Traerías ropa adicional, dinero, y otras varias provisiones. En el Evangelio, Jesús instruye a los Doce a emprender una misión sin nada más que un bastón. Les instruye a confiar en la providencia divina para las necesidades físicas de la vida diaria durante su viaje. Aunque no había nada malo en planificar con anticipación y atendiendo a sus necesidades físicas, la instrucción de Jesús fue para enseñar a los Doce una lección espiritual más importante. En su misión de predicar el Evangelio, curar a los enfermos, y expulsar a los demonios, tuvieron que aprender a confiar en el poder de Dios y no en sus habilidades naturales. Por lo tanto, al aprender a confiar en la providencia para cosas como comida, ropa, y refugio, estaban más preparados para confiar también en la providencia divina en su misión apostólica.
Mientras reflexiones sobre este pasaje, trata de imaginar lo que pudo haber pasado por la mente de los Doce mientras viajaban. Imagínelos caminando muchos kilómetros y llegando a un pueblo cuando el sol comenzó a ponerse. Como no tenían dinero ni comida, se habrían sentido tentados a temer y preocuparse. No pudieron alquilar una habitación para pasar la noche. No pudieron comprar nada para comer. Esta fue una prueba de su confianza en Dios. Imagina además que estos mismos Apóstoles se encontraron de repente la providencia de Dios. Para su sorpresa, se les ofreció alojamiento gratis para pasar la noche y comer. Al día siguiente pasó lo mismo. Al confiar, viajar, predicar, sanar, y expulsar los demonios, descubrieron que tenían lo que necesitaban cada día y cada noche. Esta experiencia de la providencia de Dios ciertamente habría afectado su fe personal. Pero también habría afectado su ministerio. Al ser testigos de que Dios proveía sus necesidades físicas, también habían crecido en su confianza en la gracia para cumplir más fructíferamente su misión. Así como los Doce tuvieron que aprender a confiar en la providencia de Dios en todas cosas, Dios quiere lo mismo para ti. Puede que Él no te llame a emprender una misión sin provisiones físicas, pero sí quiere que aprendas a confiar siempre en Él. Quizás eso significa donar más de un diezmo de su dinero a los pobres o a la misión de la Iglesia como una forma de demostrar que confías en Dios con su dinero. Quizás significa comprar menos para uno mismo y aprender a vivir de manera más simple. O tal vez significa dar un paso en la fe hablando con un amigo sobre el Evangelio, participando en un ministerio apostólico en la Iglesia, o dando un paso de fe de alguna otra manera mientras aprendes a poner su confianza en Dios. Confiar en Dios significa superar el miedo y la preocupación mientras viajas por 3-125 la vida y cumples la misión que Dios te ha encomendado.
Reflexiona hoy sobre el hecho de que Dios quiere que aprendas a confiar en Él en todas las cosas y especialmente en que Él te usará para compartir el Evangelio con los demás. Si esto le parece temeroso, es un buen descubrimiento interior. Significa que has descubierto el miedo que te detiene. Sea lo que sea, da un paso adelante con la fe y conquista ese miedo. Dios proveerá para ti, dándote lo que necesitas par cumplir maravillosamente Su misión divina en tu vida.
Mi Señor providencial, Tú siempre nos ayudas en todos los sentidos. Tú conoce todas nuestras necesidades y siempre las satisface. Por favor ayúdame a confiar en Tí en todos los sentidos y a aprender a confiar en Tu gracia providencial. Por favor úsame como quieras y trabaje poderosamente a través de mí para que mi vida produzca abundancia de frutos bueno para Tu Reino.
Jesús en Ti confío.
Bendiciones,
Padre Mike
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