From The Pastor's Desk

December / Diciembre 3

Dear Parishioners,

This Sunday, December 3rd, we celebrate the First Sunday of Advent and the start of the Advent Season. We begin a time of waiting and preparation, but the waiting we do is different. Typically, when we wait for those things that are part and parcel of daily life, like traffic, lines at the grocery store, or the time spent at a doctor’s office, we know what to expect. The waiting depends on predictable factors: the time of day we travel, the need for a price check at checkout, or additional testing at a doctor’s office. Or if we wait for a special encounter with a person, place, or event frequently, the reality differs from our expectations. The realization that our favorite actor is nothing like the character they portrayed, an island‘s serenity seems distant even after we’ve arrived, or that receiving our degree doesn’t necessarily mean an immediate job in our chosen field. Often, after the waiting comes a time of reconciliation, reconciling our expectations with reality, but Advent is different.

Advent is a time when our expectations never seem to be enough; it is a time when the fear of being disenchanted with reality can be cast aside because the reality we wait for is God. So let us ask God this Advent season to help us see with new eyes and to help us cast aside our typical way of waiting, a waiting that we know all too well. Let us allow God to surprise us this Advent season, and make room in the Inn of our hearts for the birth of Christ in our lives.

Fr. Mike

Estimados feligreses:

Este domingo 3 de diciembre celebramos el Primer Domingo de Adviento y el inicio del Tiempo de Adviento. Iniciamos un tiempo de espera y preparación, pero la espera que hacemos es diferente. Normalmente, cuando esperamos esas cosas que son parte integrante de la vida diaria, como el tráfico, las colas en el supermercado o el tiempo que pasamos en el consultorio del médico, sabemos qué esperar. La espera depende de factores predecibles: la hora del día en que viajamos, la necesidad de verificar el precio al momento de pagar o pruebas adicionales en el consultorio de un médico. O si esperamos con frecuencia un encuentro especial con una persona, lugar o evento, la realidad difiere de nuestras expectativas. Darnos cuenta de que nuestro actor favorito no se parece en nada al personaje que interpretó, que la serenidad de una isla parece lejana incluso después de haber llegado, o que recibir nuestro título no significa necesariamente un trabajo inmediato en el campo elegido. Muchas veces, después de la espera llega un tiempo de reconciliación, de conciliar nuestras expectativas con la realidad, pero el Adviento es diferente.

El Adviento es un tiempo en el que nuestras expectativas nunca parecen ser suficientes; es un tiempo en el que se puede dejar de lado el miedo a desencantarse de la realidad porque la realidad que esperamos es Dios. Así que pidamos a Dios en este tiempo de Adviento que nos ayude a ver con nuevos ojos y que nos ayude a dejar de lado nuestra típica forma de esperar, una espera que conocemos muy bien. Permitamos que Dios nos sorprenda en este tiempo de Adviento, y hagamos lugar en el mesón de nuestro corazón para el nacimiento de Cristo en nuestras vidas.

Fr. Mike

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